
William Shakespeare
En la actualidad, el volumen de sus obras completas es tan indispensable como la Biblia en los hogares anglosajones; Hamlet, Otelo o Macbeth
se han convertido en símbolos y su autor es un clásico sobre el que
corren ríos de tinta. A pesar de ello, William Shakespeare sigue siendo,
como hombre, una incógnita.
Grandes
lagunas, un ramillete de relatos apócrifos y algunos datos dispersos
conforman su biografía. Ni siquiera se sabe con exactitud la fecha de su
nacimiento. Esto daría pie en el siglo pasado a una extraña labor de
aparente erudición, protagonizada por los "antiestratfordianos",
tendente a difundir la maligna sospecha de que las obras de Shakespeare
no habían sido escritas por el personaje histórico del mismo nombre,
sino por otros a los que sirvió de pantalla. Francis Bacon, Edward de
Vere, Walter Raleigh, la reina Isabel I e incluso la misma esposa del
bardo, Anne Hathaway, fueron los candidatos propuestos por los
especuladores estudiosos a ese ficticio Shakespeare. Según otra teoría,
su amigo el dramaturgo Christopher Marlowe habría sido el verdadero
autor: no habría muerto a los veintinueve años, en una pelea de taberna
como se creía, sino que logró huir al extranjero y desde allí enviaba
sus escritos a Shakespeare.
Ciertos aficionados a la
criptografía creyeron encontrar, en sus obras, claves que revelaban el
nombre de los verdaderos autores. En consonancia con las carátulas
teatrales, Shakespeare fue dividido en el Seudo-Shakespeare y en
Shakespeare el Bribón. Bajo esta labor de mero entretenimiento alentaba
un curioso esnobismo: un hombre de cuna humilde y pocos estudios no
podía haber escrito obras de tal grandeza.
Afortunadamente,
con el transcurrir de los años, ningún crítico serio, menos dedicado a
injuriar que a discernir, más preocupado por el brillo ajeno que por el
propio, ha suscrito estas anécdotas ingeniosas. Pero de las muchas
refutaciones con que han sido invalidadas, ninguna tan concluyente,
aparte de los escasos pero incontrovertibles datos históricos, como el
testimonio de la obra misma; porque a través de su estilo y de su
talento inconfundibles podemos descubrir al hombre.
Tomado de: http://www.biografiasyvidas.com/monografia/shakespeare/
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