PARTE FINAL DE DON QUIJOTE DE LA MANCHA.
CONTEXTO
Está Don Quijote de la mancha tirado en su cama, con
voz baja, pálido, parco y muy objetivo, con una fiebre intensa, alrededor
velas, llantos, Su sobrina, la bella Dulcinea, su amigo y escudero Sancho, el
barbero y el cura. (En el fondo un músical triste)
DON QUIJOTE: Querida vuestra merced,
Sancho, amada sobrina, Dulcinea, a quien amo profundamente con todos mis
amperios solemnes, Cura y barbero, hoy aquí en mi humilde casa, está el que ha
sido un diferente en medio de iguales, el que combatió contra un mundo
soberbio, trágico y plagado de animales de dos patas. Intente destruir la
ignorancia, la parte negra de este mundo, pero aún quedo uno que otro peón en
juego, el sistema quedo en jaque, tan solo falta el mate. (Interumpe Sancho)
SANCHO: Claro que sí mi Caballero
andante, por esa misma razón no puede usted dejarnos, este mundo lo necesita,
usted es el único que puede dar mate a esta sociedad tan hipocrita en la que
vivimos. ( Dulcinea interrumpe a Sancho)
DULCINEA: (Con voz nerviosa y con
ganas de llorar) ¡Eres el héroe entre los héroes! No puedes dejarnos, hazlo por
amor a mí, por amor a lo que haces, nunca será igual este mundo sin tu
presencia.
DON QUIJOTE: ¡Oh, mi bella Dulcinea, amor
de mis amores! Que más quisiera yo que vivir eternamente a tu lado, pero como
las historias tienen un fin así mismo yo, llego mi fin, llego el momento de
decir adiós, un adiós doloroso y fatigante. No si antes terminar de decir.
(Entonces el cura inicia su tertulia)
CURA: Qué sacrillegio este
momento, no ven, es solo un loco cuerdo, que no tiene rumbo ni especie, el loco
más loco que he conocido, la muerte lo espera, lo llama y se lo llevara, por
tal razón imploren plegarias a los santos, para que vuestro señor sea perdonado
y llevado a los cielos.
(El barbero toma una hoja y escribe)
EL BARBERO: Tomare nota de todos los
pormenores de este hombre, pues sus emociones expresan la realidad de la
Mancha, lo que nunca antes nadie vió, así que prosiga mi buen y querido
Caballero.
DON QUIJOTE: (EL caballero da gritos de
dolor intensos) ¡Me parece bien amigo barbero! Anotad todo esto puesto que será
la senda a la libertad, pero no a una libertad humana, si no la libertad de la
ignorancia en la que vivimos, el ser caballero me hizo entender que todo lo que
se ve no es la verdad, si no el mundo más falso que existe. (La sobrina entra
en escena, trayendole un libro de hermosa presencia)
SOBRINA: Aquí tienes el selecto libro
de tus entrañas, aquel que te marco, aquel que te cacheteó, aquel que te
pisoteó, pero te volvió todo un héroe.
(Don Quijote toma el libro y da un largo suspiro)
DON QUIJOTE : Que bueno me haz hecho,
porque aquí está la vida de mi vida, lo que me hizo cambiar, puesto que como
dijo un tal Cervantes “EL que lee mucho, sabe mucho y entiende mucho” y tal vez
ese sea mi legado.
(Dulcinea lo toma de la cabeza, siente que se va a ir
el gran héroe)
DULCINEA: Por lo que más quieras Mi
caballero andante, no nos dejes, pues la vida no será la misma, viviré
desdichada para siempre, y la esperanza se la llevara el viento así como la
muerte tu cuerpo.
(Don Quijote en sus último minutos ya sin voz)
DON QUIJOTE: Hoy no muere un hombre, hoy
muere un caballero, el legado de una sociedad, el principio de la realidad,
pero no el fin de la misma, dejen de ser animales de dos patas, y sean personas
razonables, que leen y viven conforme a como se debe, tomen en sus manos libros
y experimentes aventuras locas que los lleven a cambiar la ignorancia de sus
entorno, si muchos leyeran, sí muchos
estudiaran, todo seria diferente, pero como a nadie le gusta, entonces
el hueco los llama, y la amargura perdura. (Se va a ir el Caballero andante y
su ultima respiración la utiliza para decir) “Aquí es el inicio de la locura,
la única que te enseña y te hace libre”
(Los ojos de Don Quijote se cierran, y ahí en los
brazos de Dulcinea muere)
Sancho da las palabras finales a este tragico momento.
SANCHO:¡Ay! –respondió Sancho, llorando–: no se
muera vuestra merced, señor mío, sino tome mi consejo y viva
muchos años, porque la mayor locura que puede hacer un hombre en esta
vida es dejarse morir, sin más ni más, sin que nadie le mate, ni otras
manos le acaben que las de la melancolía. Mire no sea perezoso, sino
levántese desa cama, y vámonos al campo vestidos de pastores, como tenemos
concertado: quizá tras de alguna mata hallaremos a la señora doña
Dulcineadesencantada, que no haya más que ver. Si es que se muere de pesar
de verse vencido, écheme a mí la culpa, diciendo que por haber yo cinchado
mal a Rocinante le derribaron; cuanto más, que vuestra merced habrá visto
en sus libros decaballerías ser cosa ordinaria derribarse unos caballeros
a otros, y el que es vencido hoy ser vencedor mañana.
(El barbero pone en su lecho, la frase “El Ingenioso Don Quijote de la
Mancha, el vencedor de la ignorancia”)
Todos lloran la muerte del caballero.
Fin.
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